Rutas alternas

No me animan ni tu piel ni tu mirada,
no requiero de tus manos en las mías,
si no duermes junto a mi, no pasa nada,
tus aromas no me alientan fantasías.

Pero en cambio, recibirte por la red
y poder meter tus letras en mis ojos,
poco a poco es más la cura de mi sed,
y la urgente saciedad para mi antojo.

No me mandes por el “mail” fotografías,
que supongas incrementen mi deseo,
pues prefiero imaginar tu anatomía
en las húmedas comarcas de un correo.

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