pensamientos piratas

Por lo menos dame cápsulas de ti para no extrañarte,
para no sentirte lejos sino en mí,
parte de mí,
hojuelas de mi cereal,
tapiz de cada cantina a la que me entrego.

Dame cápsulas de ti que contengan
esencias de tu labio inferior,
pequeña luz roja que ilumina incluso
a un ciego como yo.
Cápsulas, mi amor,
para disponerte en cada viaje,
si es que arrastro la cobija,
o simplemente para cuando no estás.

Enséñame a tomarte a diario, escríbeme la receta:
tres cápsulas de ti en el desayuno, dos antes de dormir,
y doscientas en la madrugada para ver si de una vez por todas
me muero de una sobredosis
Y ríndeme lo mismo que en persona, porque no busco placebo:
ríndeme los mismos besos y las mismas mañanas
(que recibo con las cortinas corridas para dilatar la fuga de la noche anterior).

Dame cápsulas de ti y enséñame a entender que realmente no te necesito.

Dame cápsulas de ti para no pensarte tanto.

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