Sic!
hoy volví a aquella calle que alguna vez fue cómplice de nuestras pasiones. La casualidad dirigió mis pasos y no estaba ahí. no encontré el aliento de tu boca, ni las lagrimas con las que contenías tus ansias. Tampoco estaba el nerviosismo que sentí cuanto te estrechaba cada vez más. Ni era la noche de marzo aquel donde en un fingido recital quedara tatuada para siempre nuestra cordura.
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Deja volar mis alas
por el océano infinito
de tu corazón
Deja que mis alas te envuelvan
cuando llueva,
y mi calor sea tuyo.
Sujétate a mis alas
y vuela conmigo
te llevaré a dónde nunca has estado
a donde el tiempo pierde su sentido
De juez y de verdugo
Y una vez allí,
desnudos sobre mis alas
Haremos el amor
A.D.